La hermandad del Rocío inició este jueves su trayecto hasta Almonte, con paso por nuestro hotel Las Casas de la Judería de Córdoba. El Simpecado de la filial cordobesa porta reliquias del Beato Juan Pablo II.
Cuentan los peregrinos que el Rocío no se puede entender, hay que vivirlo, y lo cierto que bastan unos minutos junto al Simpecado para palpar la enorme devoción que arrastra la Blanca Paloma. Un año más, la filial cordobesa fue la encargada de abrir el camino con una emotiva despedida de la capital hasta el Polígono de Amargacena, donde la comitiva hizo su primera noche.
En cuanto a los numerosos estrenos de la carreta, se pudieron ver las dos columnas frontales, rematadas con un capitel de avispero, y los medallones del arco central, que en su parte delantera representa el escudo de la corporación y en la trasera el de la ciudad. Asimismo, la imagen de la Virgen de la Fuensanta y su divino Hijo, que acompañan al Simpecado de la Blanca Paloma, lucían nuevas coronas realizadas en plata de ley sobredorada por el orfebre cordobés Daniel Porras.
Emoción, alegría y mucho color en un nutrido cortejo de caballistas, mujeres vestidas de gitana y trajes rocieros. En su tránsito por la calle San Fernando, el Simpecado fue recibido por las tres hermandades de San Francisco (Cabeza, Huerto y Caridad). Pocos minutos después, y con el repique de las campanas, la comitiva entraba en la Santa Iglesia Catedral y a continuación la hermandad seguía su camino pasando por la puerta de nuestro hotel.
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